sábado, 11 de marzo de 2017

Inauguración de la Sala Pierre Boulez de Berlín



Boulez, Mozart, Schubert, Berg y Widmann

Los días 4 y 5 de marzo ha tenido lugar la inauguración de la Sala Pierre Boulez de Berlín (muy próxima a la Konzerthaus y a la Staatsoper Unter den Linden): una sala de cámara grande, de tamaño intermedio entre las habituales de cámara y las sinfónicas; de hecho, en ella se van a interpretar próximamente las ocho Sinfonías de Schubert, las dos últimas de las cuales requieren, como se sabe, conjuntos orquestales no pequeños. El edificio es histórico por fuera, pero su interior, en forma más o menos ovalada, ha sido rehecho completamente siguiendo un proyecto de Frank Gehry, quien por cierto no ha cobrado por este trabajo (parece que fue Daniel Barenboim quien convenció al gran arquitecto, amigo suyo, para hacerlo). La sala, a juzgar por la transmisión de la cadena de televisión francoalemana Arte, posee una acústica magnífica (la calidad de la imagen y del sonido, a cargo este -cómo no- de los ingenieros del Estudio Teldex, es altísima. Aprovecho para dar las gracias a mi querido y bendito amigo Fernando Gil Olalla, que tantas grabaciones de conciertos excelentes me consigue).

El concierto inaugural, que con su pausa alcanzó casi las tres horas y media de duración, constó del siguiente programa: comenzó con la fanfarria para dos grupos de metal de 3 y 4 instrumentos Initiale (1987) de Boulez (soberbia pieza de unos cinco minutos que, por cierto, no incluye la "Integral Boulez" publicada en caja de 13 CDs por Deutsche Grammophon), grupos que fueron situados a cierta distancia uno de otro y en lo más alto de la sala. El Pierre Boulez Ensemble, encargado de tocarlo, bajo la dirección de Barenboim, se nutre de instrumentistas de las dos orquestas del argentino: la Staatskapelle Berlin y la West-Eastern Divan Orchestra.

Siguió el extenso lied de Schubert Der Hirt auf dem Felsen a cargo de la soprano Anna Prohaska, dotada de una voz no especialmente seductora, pero que canta la página con admirable línea y conmovedora expresividad. Barenboim al piano y Jörg Widmann al clarinete fueron acompañantes de gran lujo.   

A continuación Barenboim, su hijo Michael (violín), Yulia Deyneka (viola de la Staatskapelle Berlin) y Kian Soltani (cellista iraní-austríaco de la Orquesta del Diván) dieron vida al Cuarteto con piano en Mi bemol mayor, K 493 de Mozart, una versión excelente, con un piano elástico, fluido, hondo y también lúdico, y tres instrumentistas de arco en estrecha sintonía. (Ignoro, me cuesta explicarme cómo un crítico musical tan excelente y bien informado como Luis Gago escribía el 6 de marzo en "El País", en una crónica por lo demás modélica, que "fue lo menos conseguido y lo más desangelado del concierto". Solo se me ocurre pensar que está negativamente influido por su conocido entusiasmo a favor de las interpretaciones historicistas, habiendo perdido por ello el gusto para las que no lo son). Pues dudo que haya todavía hoy un solo pianista tan lúcido y extraordinario para Mozart como el de Buenos Aires.
Barenboim utilizó, tanto para Schubert como para Mozart, el nuevo piano que lleva su nombre, y a fe mía que suena estupendamente en ambos compositores.

Aun así, lo mejor de la velada fue quizá el Concierto de cámara de Alban Berg, obra difícil de escuchar y asimilar y que el pianista jordano Karim Said, el violinista Michael Barenboim y los 13 solistas de las dos referidas orquestas interpretaron bajo la batuta de su director de un modo que la tornó más comprensible y más llena de vida que nunca la haya escuchado. Para confirmar lo que digo, la comparación con dos clásicos de la discografía -la versión para Sony (1968) de nada menos que Barenboim, Saschko Gavrilow y Boulez y la de Deutsche Grammophon (1978) con Zukerman junto al mismo pianista y la misma batuta- no me parecen tan lúcidas ni, en definitiva, tan logradas. En lo alto de la sala y en completa oscuridad, Widmann tocó con asombroso despliegue de medios y recursos su Fantasie (2006) para clarinete solo. Widmann (Múnich, 1973) es no solo uno de los mejores clarinetistas de nuestro tiempo, sino -al decir de los más expertos- uno de los más destacados compositores actuales.   

El programa concluyó con la interpretación de una de las partituras más importantes y fascinantes de Boulez, Sur Incises, en su segunda versión (1998), muy ampliada (casi 40 minutos desde los 12 de la versión inicial, dos años anterior, compuesta para festejar el 90º cumpleaños del director Paul Sacher), para tres pianos, tres arpas y tres percusionistas. A todas luces la clarividencia de la batuta y la competencia de los solistas fueron del más alto nivel.
Sí, el mayor logro de los intérpretes de la velada fue convencer a los oyentes (entre los que se contaban numerosas personalidades del mundo de la música, de las instituciones alemanas y de otros ámbitos) que ciertas piezas de música contemporánea de vanguardia pueden ser tan asimilables y situarse sin menoscabo junto a títulos inmortales de Mozart o de Schubert.

Actuaciones de Barenboim entre el 4 de marzo y el 28 de abril

La actividad de este hombre es maratoniana. En su official site puede verse lo que ha tocado y dirigido y lo que va a hacer de aquí al 28 de abril. En 55 días he aquí los conciertos que ofrece: tras los dos días inaugurales de la Sala Pierre Boulez con el enorme programa que he comentado, el día 8 han hecho Radu Lupu y él un programa Schubert a cuatro manos, con la Sonata D 617, la Fantasía D 940 y el Divertimento sobre temas franceses, D 823. Los días 10 y 12, Viaje de invierno junto al barítono Christian Gerhaher. El día siguiente, una obra estreno de Widmann encargada por el propio Barenboim más la Serenata "Gran Partita" de Mozart con el Boulez Ensemble. El día 15 un recital de piano (programa no anunciado) en Wuppertal.

Los días 18, 19, 22, 23, 26, 27, 30 y 31 hará, también en la Sala Boulez, dos series con todas las Sonatas para piano completadas de Schubert. El 7 de abril, concierto en la Philharmonie de Berlín en el que dirigirá a la Orquesta Filarmónica de Viena las Sinfonías "Haffner" y "Júpiter" de Mozart y, entre una y otra, la Sinfonía de cámara No. 1 de Schoenberg. Los días 15 y 18 hará sendos recitales junto a Martha Argerich en los que tocarán a cuatro manos (o dos pianos) las Variaciones Haydn de Brahms, las 5 Piezas para orquesta op. 16 de Schoenberg transcritas por Webern, y, de Franz Liszt, el Concierto Patético y Reminiscencias de Don Juan.

El día 22 dirigirá a la Staatskapelle Berlin las tres primeras Sinfonías de Schubert (comienzo de un ciclo de las ocho en tres días), y a continuación una gira por Escandinavia con la West-Eastern Divan Orchestra: el día 25 en Aarhus dirigirá la Sinfonía No. 40 de Mozart, el 27 en Helsinki la No. 39 y el 28 en Estocolmo la No. 41, seguidas en las tres ocasiones por Don Quijote de Richard Strauss, poema sinfónico en el que actuarán como solistas un joven miembro de la Orquesta del Diván -el ya citado joven cellista Kian Soltani- y la también referida violista de la Staatskapelle Yulia Deyneka.

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